Los números del bingo esconden secretos

Como bien sabéis, el bingo no es solo azar. La numerología y la magia que lo envuelven, mezclados con el ambiente distendido que existe entre sus jugadores, hacen que se construya toda una filosofía alrededor de este juego. Con el tiempo, a los números se le han acuñado motes y frases hechas, un lenguaje familiar para los usuarios del bingo y que queremos acercarte para que tú también lo conozcas.

Más allá de la mecánica que todos conocemos, el bingo esconde secretos. Hay números que tienen ciertos apelativos. ¿Sabías que al número 15 se le considera “la niña bonita”? Una referencia a la edad en la que se consideraba que las mujeres dejaban atrás su adolescencia. Otros, como el 13, son famosos por todo lo contrario. A este se le llama “el de la mala pata”, ya que siempre ha sido un número asociado a la mala suerte.

Al número 1 se le conoce como el galán, pero la denominación cambia cuando otro 1 lo acompaña. Es entonces cuando al 11 se le conoce como “las banderillas”. Lo mismo pasa cuando se extrae un par de 2, el 22 recibe el apelativo de “el de los patitos” o el de “las monjas arrodilladas” por el parecido de este número a esa silueta. Son precisamente los pares de números iguales los que dan para una mayor cantidad de calificativos, ya que al número 88 también se le conoce como “las calabazas” y al 77 como “las banderas”.

Por su parte, otros números han adquirido cierto significado gracias a acontecimientos históricos. Por ejemplo, al 33 se le conoce como “la edad de Cristo”, a la que fue crucificado, y al 19 como “el correo para Cuba”, ya que era el día de cada mes que partía el barco de Correos hacia Cuba.

Como vimos con el 15, hay una gran asociación entre el número y la edad que representa. El 90 pasaba a ser considerado como “el abuelo”, y al ser por lo general la última cifra del juego también se canta “fin del juego” cuando aparece. Lo mismo ocurre con el último número en la otra modalidad más típica de bingo, la de 75 bolas.

Existen números cuyo mote es incomprensible y no tiene significado aparente, como el 48, al que se conoce como “el borrego”. También es el caso del 44, denominado “cuacaraca-cuacara” y el del 55, “los civiles”. Además, existía la gran costumbre de gritar “¡uno!” cuando aparecía el número 21.

Muchas de estas costumbres ya se han perdido en las salas de bingo oficiales, pero conviene recordarlas para conocer los rituales que los jugadores montan en torno a sus actividades favoritas. Si quieres pasar un rato entretenido y comentar estas curiosidades con tus amigos y conocidos, ¡ven a pasar un rato a Bingo Costa Verde!

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